JUAN PEDRO RODRÍGUEZ MURILLO
Abro el libro por la página 37;
la 39 y la 41 se despegan. Las veo planear desde mis manos hasta el suelo. Lo cierro
y me agacho a recogerlas. En ese momento me doy cuenta de que los números han
desaparecido. Rápidamente abro el libro para ponerlas en su lugar. De nuevo, la
página 37. Antes de colocar las que se han caído, la 43 y la 45 empiezan a
volar y sus números y algunas palabras, a medio vuelo, se separan de ellas. Caen
las páginas a un lado, los números y las palabras a otro. Agarro el libro y lo
sacudo con fuerza. Páginas, números y palabras empiezan a caer. Tengo la
historia a mis pies y la oportunidad de reescribirla.